Una muy buena adaptación de una historia basada en hechos reales
Las navidades de 2023 se estrenaba Remando como un solo hombre (The Boys in the Boat), una película biográfica basada en la novela de 2013 del mismo nombre de Daniel James Brown.
Dirigida por George Clooney, muestra al equipo de remo de ocho de la Universidad de Washington en su viaje hasta los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 y su épica participación.
El mimo con el que trata el remo, hablando de la técnica, de las calles en las regatas, de los entrenamientos, de la importancia del timonel, de la formación del propio grupo o de las luchas internas en la propia Universidad, logra que se centre en lo verdaderamente importante: el deporte.
El film no se esconde a la hora de enseñar los conflictos tanto con la Federación Nacional de Remo estadounidense, que no quiere financiar a los mejores y da trato preferencial a los equipos ricos, como con el Comité Olímpico, que les perjudica saltándose las normas en favor de los locales.
El relato está construido alrededor de la clase trabajadora y le da peso a un maravilloso Peter Guiness, que interpreta a George Pocock, el constructor de barcos. La narración, a través de él, destila amor por un deporte tan bonito como trepidante. Miles de fieles pegados a sus transmisores lo reflejan en la cinta: el interés por lo que ocurre en el agua mueve ríos y océanos. Solo hay que saber prestar atención a las gradas de Santa Pola, Gijón, Washington o Munich en la actualidad.
El coraje y la fe en los suyos del entrenador (Joel Edgerton) no oculta la dureza de la preparación de los jóvenes remeros durante la Gran Depresión. La sincronización de todos ellos será crucial para superar todos los obstáculos.
Un par de detalles que no quiero pasar por alto. El héroe de aquellos Juegos Olímpicos todos sabemos que fue Jesse Owens —que hasta el National Geographic utilizó su ramillete de oros para colgarle el titular de “El atleta que derrotó al nazismo”— y Clooney no desaprovecha la oportunidad de darle unos segundos al personaje.

Pero se encarga de darle una frase cuando sus compatriotas, en la ceremonia de apertura, le piden que le demuestre lo que vale a los alemanes. Un guion muy acertado que apostilla que “no es a ellos a quien quiero demostrarles nada”. Fiel a la verdad con un dardo a su país.
Y otro punto que gustará a los amantes de la historia. ¿Cómo se hacían las primeras foto finish?

Si bien no ahonda en la guerra del amateurismo contra el profesionalismo, que aparece muy bien reflejada en la serie Un juego de caballeros (The english game) —aprovecho para recomendarla— es una película con una fotografía más que interesante que habla de un grandísimo deporte con siglos de historia.








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