Distintas maneras de enfocar las desigualdades e injusticias
Recientemente terminé el Metaphor. Con unas puntuaciones tan altas en los medios especializados y con el tono que adquiría la fórmula de Atlus al trasladarse al medievo, debía jugarlo. ¡Gracias, Pablo!
Premios recibidos a un lado, una de sus protagonistas aparece en los vehículos de Fórmula 1 del equipo MoneyGram Haas y la historia se va a adaptar al manga gracias al calado que ha tenido en pocos meses. Yoichi Amano será el dibujante.
El concepto utopía gira en todo momento alrededor de esta genial interpretación del concepto fantasía que pretende Metaphor. Los ideales y las mecánicas de los Persona llegan a este reflejo del mundo real contemporáneo, pero con cambios sensibles como no podía ser de otro modo. El protagonista quiere conseguir el apoyo de la población de todo el reino para ocupar el trono y que no lo consigan así sus principales rivales, peleando por tanto contra ideologías clasistas, racistas o totalitarias.
De nuevo hablamos de un juego de rol por turnos con calendario incluido que nos marca las fechas tope, pero esta vez no iremos al colegio y socializaremos con otros estudiantes, si no con otros ciudadanos.
Si bien en FFXVI Square Enix quiere trasladar con su historia y sus misiones secundarias el espíritu comunitario y el poder de la unión del pueblo frente a la élite política, el relato de Studio Zero busca plasmar una realidad más contaminada y las dificultades para llevar a cabo esa utopía ideal. Mientras que el Final Fantasy de Clive muestra optimismo y va abandonando su Juego de Tronos particular en pos de construir un mundo alternativo con un líder participativo y proactivo, el héroe medieval de Atlus se meterá dentro del sistema para cambiarlo y verá a la sociedad como un elemento al que proteger, pero posicionándose por encima.
En esa carrera por obtener el beneplácito de la ciudadanía, veremos la crítica a la posverdad. El propio Heismay sentenciará que “La verdad sobre el príncipe les importa un comino. Lo único que les preocupa a todos son sus propias emociones”. Y la crítica a los relatos llenos de demagogia no faltarán.

El Metaphor es actualidad pura y dura. Ha conseguido llevar las zozobras de las redes sociales a su universo mágico. “Cuando la inquietud se apodera de ti, ves villanos donde no los hay” dice Bardon. Bulos, conspiraciones… Y es que esa inquietud será la que utilicen los políticos rivales para moldear a sus seguidores, culpando de todo al miedo social para echar balones fuera. Aceptar que es natural sentir angustia y contradicciones es uno de los mensajes que no quiere perder de vista el guion.
Hulkenberg confesará que la gente toma decisiones en función de su experiencia personal y —de nuevo— de sus emociones. Sin querer dejar a nadie atrás, el foco recaerá también, al contrario que en el FFXVI, en el individualismo. Quiere entender a la mano derecha del villano, Zorba (el único que conoce sus verdaderas intenciones y aun así le sigue por convicción), y pondrá de relieve que en el presente los sentimientos en los discursos tienen más poder que la información y la verdad, lo que le da alas a la manipulación.
Al clero y a las élites les molestan los libros, como el que portamos durante todo el periplo del protagonista. Y los viajes nos darán puntos de sabiduría, ya que ampliarán nuestros horizontes. Así, debatiremos en otros lugares sobre impuestos y medidas de todo tipo.

Mientras la decimosexta aventura de Square opta por ser un refugio construido por el pueblo y por soñar con una libertad real, Metaphor: ReFantazio se ata más a la cruda realidad y su idea de mundo perfecto sin injusticias ni desigualdades se va desdibujando, sin perder coherencia, como buen programa electoral.








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