El Liceo Coll

Los cambios históricos son importantes, pero hay que demostrarlos.

Si Pierre de Coubertin levantara la cabeza… se golpearía contra la tapa del ataúd. Pero no habría rincón en todo el planeta, por profundidad a la que esté en Lausana, en el que no se escucharan sus gritos al enterarse de que una mujer preside su querido Comité Olímpico.

Para cubrir la ceremonia de elección del nuevo presidente del COI, Televisión Española eligió a tres expertos del mundo olímpico: Ernest Riveras, el conocido periodista deportivo, Lorenzo Mejino, faro de referencia, y Mercedes Coghen, la campeona olímpica de hockey hierba que trató de arrebatarle en 2005 la presidencia del COE a Alejandro Blanco. Tuvo más votos individuales que el actual mandamás, pero perdió en el voto ponderado. Grandes elecciones las tres.

Me sorprendió que Mercedes —que defendió la posible, aunque rocambolesca, opción de Samaranch— apostillara al comentar las posibles segundas, terceras o cuartas rondas si nadie alcanzaba la mayoría en la primera votación, que todas las mujeres virarían su intención de voto hacia la única mujer candidata por el hecho de serlo si iban siendo eliminadas sus primeras opciones.

Es cierto que estamos ante un momento histórico para el olimpismo: la primera mujer, la primera africana y la más joven (si no contamos al propio Coubertin). Era más que necesario, pero no garantiza nada, solo que estamos ante una nueva etapa y que será diferente para bien y para mal con la décima presidencia. Kirsty Coventry, que es del agrado de Donald Trump por su relación con los EEUU, posiblemente aportará más por ser obscenamente joven (41 años) en un mundo de dinosaurios. Pero no hay que perder de vista que era la opción continuista, la que Thomas Bach quería que ocupara su trono.

El mundo anglosajón está de enhorabuena, realmente —varapalo a un lado— Lord Sebastian Coe va a seguir controlando la World Athletics y ahora Kirsty, que estudió y compitió en Alabama, estará al frente del máximo organismo deportivo. Siguen al mando.

Coventry pertenece al 0,05 de la población blanca de Zimbabwe y es la persona con más medallas olímpicas de su continente (siete), dos de ellas de oro en los 200m espalda. Las conquistó en Atenas y en Pekín hace no demasiado. Una mujer de sobra preparada. Ha sido miembro de la Comisión de Atletas del COI (donde Pau Gasol está colocado muy acertadamente), vicepresidenta de la Asociación Internacional de Surf o ministra de deportes en su país. Por eso, cuando Mercedes repitió, hasta en dos ocasiones, que captaría todo el voto femenino por una suerte de sororidad, me saltaron las alarmas. ¿No tenían criterio propio las asistentes con poder de decisión? ¿No podría convencerlas por otro motivo más profesional? Como no tenemos la capacidad de leer pensamientos ajenos, especulo que fue un lapsus fruto de los minutos que tuvieron que rellenar ante la cutre y poco acertada retransmisión que ofreció el Comité Olímpico Internacional. Poco se habla de la dificultad de hablar sin parar durante los eventos deportivos sin perder a tu audiencia ni errar.

Pero cabría recordar, antes de celebrar el cambio, que el racismo y la xenofobia no son exclusivos de los blancos, que la misoginia y el machismo no son exclusivos de los hombres y que el clasismo y la aporofobia no lo son de los multimillonarios. El tiempo dirá. Por ahora, la próxima sesión en la que se reunirá el COI será en Punta Cana… en dos años. El estrés no es bueno, amigos.

La madrileña Marisol Casado, máxima dirigente de la World Triathlon hasta hace nada, ha sido un referente para el resto de mujeres. Este paso supone romper otro techo de cristal. Que no se quede solo ahí.