Enrique Bunbury y Jean Baudelaire

Conciertos y simulacros. La última polémica por vivir a través de las pantallas.

No me escondo, Enrique Bunbury le ha puesto (y le pone) a mi vida parte de la banda sonora desde que tengo uso de razón. Empezó con Héroes de silencio y continuó haciéndolo con su carrera en solitario.

La figura del aragonés siempre ha tenido un aura que no ha dejado a nadie indiferente. Con un estilo y personalidad muy marcados, nunca se ha mordido la lengua, fidelizando aún más a sus seguidores y ganando también así más detractores todavía.

Su opinión sobre el reggaeton, por ejemplo, nunca ha cambiado, como mucho la ha matizado (podéis encontrar decenas de vídeos en YouTube hablando sobre el género). Algunas de sus declaraciones al respecto en el ya desaparecido Canal + tienen mal revisionado: en su día me pusieron de pie, hoy —que no soy el mismo— me incomodan. Pero a todo divo hay que entenderle. Los genios tienden a la extravagancia.

¿Qué cuál ha sido la última del cantante zaragozano? Paró el concierto para criticar así a uno de los asistentes por no parar de grabar con su teléfono.

Fallar en las formas no te hace perder la razón, te convierte en un maleducado, pero sigues teniéndola. Y es que sobre esto que habla Bunbury ya escribió Jean Baudelaire en un ensayo llamado Cultura y simulacro en 1978. Fue un visionario. Es uno de los libros más interesantes que he tenido el placer de leer. Y tuve ocasión de comentarlo largo y tendido con otros semióticos de la comunicación para seguir disfrutándolo.

Jean exponía —ya entonces— que la cultura moderna se ha transformado en una simulación, donde los simulacros (copias sin original o de originales perdidos) han reemplazado la realidad. Cosa que ocurre desde hace más de una década en los conciertos, donde la gente vive la experiencia desde detrás de su móvil.

La simulación, según Baudrillard, opera a través de la «precesión de los simulacros», donde los modelos o representaciones preceden y generan la realidad, en lugar de reflejarla. Lo que lleva a una pérdida de significado y a una hiperrealidad, donde la distinción entre lo real y lo simulado se desdibuja.

Por ejemplo argumenta que los medios de comunicación, mediante la construcción de imágenes y narrativas, crean simulacros de la realidad que pueden llegar a ser más influyentes que la propia realidad.

O el turismo de parques temáticos. Que simulan, con representaciones artificiales, otro tipo de ciudades.

El pensador analiza con esta hiperrealidad la publicidad. No deja de ser una creación de deseos, un proceso de simulación en el que los objetos se convierten en signos que representan estilos de vida y aspiraciones que pueden no ser reales.

Bunbury está en lo cierto en su protesta. La distinción entre lo real y lo simulado se ha vuelto indistinguible. Nuestra percepción de la realidad la ha transformado la tecnología (medios digitales, televisión…), y nos ha llevado a un estado donde la simulación sustituye a la realidad misma. La pantalla ya no es un objeto externo, no nos ponemos frente a ella, sino que estamos inmersos en la luz que emana, creando una realidad simulada que se convierte en nuestra nueva realidad.

Grabo porque pienso que así retengo para siempre la experiencia sensorial, como si el disco duro conservara nuestros cinco sentidos y tuviera más valor que el cerebro. Me fío de la pantalla como testigo infalible de la asistencia al evento.

Así, los deep fakes han suplantado y se han vuelto más significativos que las propias realidades que intentan replicar. Pasa con nuestros propios avatares en redes sociales y con los memes en la política. Nuestra mejor arma seguramente siga siendo el sentido del humor, para entretenernos pero poniendo distancia no tomándonoslos demasiado en serio. Nadie toma la pastilla roja a la fuerza, Enrique.

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Soy Álvaro

El 5 de julio de 1954, mi abuelo inauguraba el ‘Liceo Coll’ en Quart de Poblet. El título de esta web pretende homenajearlo.
Después de muchos años enfocándome principalmente en el deporte olímpico, quiero volver a escribir sobre todo aquello que se me pasa por la cabeza: noticias, cine, literatura, deporte, videojuegos…