El manejo del hastío

Las fases con las que controlan incluso nuestro agotamiento

Es cíclico. Parecido a cuando nos enamoramos de una canción, acabamos odiándola tras ponerla en bucle y posteriormente nos reencontraremos con ella un tiempo después de haberla dejado de escuchar.

Estas señales también se estudian. El género de superhéroes estaba saturando al espectador (Marvel tuvo muchísima culpa) y pasaron a la etapa de la autoparodia. Esto se conoce como burlesque: Deadpool mofándose de los aterrizajes de los enmascarados o de los villanos contando sus planes, Austin Powers caricaturizando a los espías en los noventa… el periodismo hablando de sí mismo reconociendo sus errores y apelando al espectador cambiando su lenguaje para combatir la sobreinformación o el político rompiendo la cuarta pared en plena entrevista o intervención para hacer un chiste de la situación actual. La gente empieza a creer menos en la premisa sobreexplotada y la confrontan con la realidad para resultar novedosos y parecer frescos. Los primeros en hacerlo (bien) reciben esa aura de carisma.

La transición no suele ser brusca. La burla a los tropos conocidos pasa por una deconstrucción telegrafiada cuando el cambio de fase está bien hecho. El hastío suele darse porque los mecanismos narrativos empleados para que los protagonistas no afronten conflictos morales acaba agotándonos. En el caso de los héroes es muy claro: están hechos para inspirar y ser virtuosos y siempre ocurre algo que les libra de tener que tomar decisiones complicadas (por eso es tan buena El caballero oscuro, El Joker obliga a Batman a hacerlo). Por norma general, no se convierten en las sombras ni consienten convivir con ellas dentro: aprenden a lidiar con ellas, con las frustraciones y autoexigencias, con lo que la sociedad espera. Cumplen. Rozan la perfección.

Son Goku siempre luchará por el bien, acepta que siempre surgirán nuevos retos a los que tendrá que enfrentarse. Salvando las excepciones, un superhéroe nace, un antihéroe se forja.

Pero llega un punto en que las copias del Dr. House, Bojack Horseman y compañía también cansan al público y hay que empezar la tercera etapa. Aquí llega eso de evocar al pasado a través de la nostalgia (Medianoche en París, Cinema Paradiso, Stranger Things…), toca acudir y reafirmarse en tótems cuando los cambios novedosos dejan de ser tan útiles (antiguos presidentes mayoritariamente aceptados por su espectro ideológico o momentos felices de consenso social). Es el poder de trasladar sensación de seguridad mediante imágenes o conceptos, e incluso con objetos. Se hace énfasis en el pasado para sobredimensionar tiempos anteriores.

El boom de lo vintage, verbigracia, en tiendas y en el marketing lo ha expuesto hasta Ojete Calor.

Entonces, tras agotarse el ciclo, llegan las voces que cuestionan que se esté comercializando la melancolía, que se esté repitiendo mucho cierto tipo de narrativa en los libros (romantasy) o si realmente son algo adecuado para la época (rpgs por turnos). Toca avanzar al último estadio, que tiene dos vertientes.

Tras todo el viaje del héroe clásico, de ese bien contra el mal; después de cuestionar y poner en duda la legitimidad de ciertos partidos políticos, ¿desmitificamos esas figuras o nos reafirmamos conociendo sus costuras? La trilogía de Batman termina viendo necesaria y positiva la figura del superhéroe (Robin frente a la cueva). O todo lo contrario y nos quedamos con que el mito no es beneficioso (Watchmen). O una personalidad política voluntariosa y enérgica emerge y redime a las anteriores restableciendo la credibilidad en el sistema para algunos.

Creo que esto lo plasma una historia bastante conocida. El original y su adaptación muestran las dos formas de cerrar el círculo: V de vendetta. El cómic es desgarrador y con su final empuja a continuar la lucha terrorista. La película sin embargo ofrece una conclusión más esperanzadora con un giro positivo y optimista, lanza un mensaje: la idea es más importante que la persona, mientras que la novela gráfica cierra con el inicio de una lucha anárquica renovada.

Y ya está. Esta bifurcación nos llevará al inicio de nuevo. Algunas voces disonantes y bufonescas se permiten en prime time porque, controladas, ayudan a manejar el hastío de cada momento.

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Soy Álvaro

El 5 de julio de 1954, mi abuelo inauguraba el ‘Liceo Coll’ en Quart de Poblet. El título de esta web pretende homenajearlo.
Después de muchos años enfocándome principalmente en el deporte olímpico, quiero volver a escribir sobre todo aquello que se me pasa por la cabeza: noticias, cine, literatura, deporte, videojuegos…