Mi utopía deportiva

Opino de que‘ canta Ojete Calor

Han sido unos días fantásticos para el deporte español. Nuestra gimnasia rítmica ha conseguido un histórico triplete en el europeo de Tallín. Con oros en la final mixta, en la de 5 cintas y en la general. Hay que remontarse a 1992 para recordarlas tan arriba en esta cita. Las protagonistas han sido Inés Bergua, Andrea Corral, Andrea Fernández, Lucía Muñoz, Salma Solaun y Marina Cortelles.

Pero es que España ha hecho el mejor europeo de toda su historia de natación artística. Han subido al podio en absolutamente todas las pruebas y ganado el medallero. Cinco oros, tres platas y tres bronces. Casi nada. Ilusiona mucho el proyecto de Andrea Fuentes.

Para redondear estos grandísimos resultados, Manu Ochoa, que nos visitó hace unas semanas, se proclamó campeón de kayak cross en la Copa del Mundo de La Seu d’Urgell (una competición en la que Miren Lazkano también brilló) y los hermanos Wizner se alzaron con el título continental en 49er. Sin olvidarme de Egoitz Bijueska, que en la final del WST de Park en Ostia sumó 94.50 para hacerse con su primer oro, ni obviamente de Carlos Alcaraz, que levantó el Roland Garros de nuevo.

Ahora bien, ya dicen aquello de que no todo el monte es orégano. También han habido derrotas, contratiempos y momentos inesperados. Y no siempre estamos a la altura de nuestros representantes. Reconozco que me superan algunos comentarios. Más bien me enervan. ¿Dónde queda la responsabilidad a la hora de emitir juicios de valor? ¿De usar unas palabras u otras? La sociedad, aunque nos venga dada, la (re)construimos nosotros cada día con nuestras consideraciones en el bar, en WhatsApp o con la familia.

Cuando prejubilan a un deportista tras lo que consideran unilateralmente un mal resultado o una lesión dura para su edad, cuando creen que les falla el factor psicológico, cuando las declaraciones de Teresa Portela, seleccionadas por un medio, se analizan con lupa sin conocer todos los detalles o cuando ridiculizan una nueva modalidad olímpica (como el kayak cross o la carrera de obstáculos del pentatlón moderno) utilizando aquel programa traducido con tal mal gusto —aunque entonces no nos pareciera racista a ninguno—. ¿Es necesario? ¿Quién les solicita que se genere ese tipo de opinión? ¿Cuál es el fin concreto?

Este año se han empezado a destacar los logros y el talento de una deportista que sostuve en brazos prácticamente cuando nació. Va para olímpica. He procedido a bloquear su nombre y su deporte, no me interesan las apreciaciones gratuitas sobre su rendimiento, sean cuales sean.

La crítica y la libertad de expresión son tan libres como opcionales y conllevan una responsabilidad, como todo poder. He ido desapareciendo de grupos de deporte: foros, chats y derivados por esto mismo, generalizando, se sigue el triunfo español, los resultados, no el deporte. Y menos los “fracasos”. Coincido con Julia Luna. No hay cultura deportiva, y mucho menos comprensión lectora, y el periodismo actual —con honrosas excepciones— tiene mucha culpa. Vale, y yo tampoco tengo la paciencia ni el tiempo de antes.

Cuando me hablan de que determinadas profesiones están expuestas a esto, de que va con el sueldo o de que “siempre ha pasado y no se puede cambiar” me vuelvo a enervar. Seré de cabreo fácil, pero mirándonos cada uno el ombligo se pone la primera piedra para modificar comportamientos y eliminar prejuicios normalizados.

El efecto Pigmalión tiene una poderosa influencia en todos nosotros, las palabras (las positivas y las negativas) marcan sensiblemente los resultados y la autoestima de los demás independientemente del estado de su salud mental.

Escribir la novela de ficción Ciclo en llamas me liberó bastante a la hora de explicar todo esto. Tras un paréntesis necesario le seguiremos buscando una casa editorial, mientras podéis leer los primeros capítulos aquí.

Ya son años hablando con los protagonistas, así que me permito el lujo y la osadía de “defenderles” sin que me lo pidan, a veces porque son amigos, ya, pero otras por simple empatía o mera responsabilidad social. No contribuyamos al caldo de cultivo.

Una respuesta a “Mi utopía deportiva”

  1. […] Ya avisamos de cómo llegaban de fuertes las pupilas de Andrea Fuentes, pero lo que han hecho en Singapur ha sido espectacular. Por bonito, por emocionante y por impactante. Una entrenadora que ya fue un emblema de su deporte cuando lo llamábamos sincronizada, pues ganó cuatro medallas en Juegos Olímpicos. Sigue siendo una líder creativa, valiente y auténtica y ha aprovechado el cambio en la reglamentación para dar un golpe sobre la mesa y devolver a España al lugar del que nunca tuvo que irse. […]

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Soy Álvaro

El 5 de julio de 1954, mi abuelo inauguraba el ‘Liceo Coll’ en Quart de Poblet. El título de esta web pretende homenajearlo.
Después de muchos años enfocándome principalmente en el deporte olímpico, quiero volver a escribir sobre todo aquello que se me pasa por la cabeza: noticias, cine, literatura, deporte, videojuegos…