Un mundial de natación histórico
Y terminó el mundial de natación. Una vez han sido limpiados los afluentes de bilis, toca hablar de la mejor actuación española de la historia. Porque aunque se han igualado las doce medallas de Barcelona’13, la calidad de las mismas ha sido superior. Se ha hecho historia.
Ya avisamos de cómo llegaban de fuertes las pupilas de Andrea Fuentes, pero lo que han hecho en Singapur ha sido espectacular. Por bonito, por emocionante y por impactante. Una entrenadora que ya fue un emblema de su deporte cuando lo llamábamos sincronizada, pues ganó cuatro medallas en Juegos Olímpicos. Sigue siendo una líder creativa, valiente y auténtica y ha aprovechado el cambio en la reglamentación para dar un golpe sobre la mesa y devolver a España al lugar del que nunca tuvo que irse.
Antes de regresar a las piscinas españolas once años después, pasó por los Estados Unidos para ayudarlas a proclamarse subcampeonas olímpicas. Le van los retos. Aquí, primero Mayuko Fujiki, que puso la primera piedra, y luego Fuentes han demostrado que otra forma de entrenar y lograr éxitos es posible. Aquí podéis ver el documental El mètode Fuentes.
La natación artística es más deporte que nunca. Las novedades han convertido las puntuaciones en más justas, más transparentes y más cercanas a los aficionados. Y ahí tenían mucho que decir las nuestras. Ganaron nueve de once medallas posibles. Tan solo se escaparon las del solo libre masculino y la rutina técnica del dúo. Ningún país ganó más medallas al compás de la música.
Pero hay otro nombre propio, el de Iris Tió. Reconocida por la World Aquatics como la mejor nadadora artística del mundo gracias a su sensibilidad. La catalana se colgó al cuello seis de las nueve obtenidas por su país. Fue protagonista de las tres preseas de oro. La del dúo libre, la del dúo libre mixto y la del solo libre. Tan solo faltó en las medallas obtenidas en la rutina técnica mixta (plata) y en la rutina acrobática (bronce), donde China se hizo con el oro al lograr por primera vez en la historia un pleno de dieces. ¡Los cinco pensaron que fue perfecta su ejecución! En el resto de medallas conseguidas, Iris participó con el equipo. Almacena y ejecuta coreografías como si los robots fueran capaces de expresar sentimientos.
Todavía no ha cumplido los 23 años y ya es una leyenda del deporte, no solo del suyo sino de todos. Y aun le queda mucho por regalarnos. Es inevitable mirar atrás:
Ona Carbonell ganó 22 medallas mundiales. Un oro, diez platas y once bronces (y dos olímpicas).
Gemma Mengual obtuvo 19 medallas mundiales. Un oro, once platas y siete bronces (y dos olímpicas).
Su mentora, Andrea, tiene en su palmarés 16 medallas mundiales. Un oro, siete platas y ocho bronces (y cuatro olímpicas).
Y ella, Iris. Ya tiene 12 medallas mundiales. Cuatro oros, una plata y siete bronces (y un bronce olímpico en el bolsillo)
Tió rompió dos techos. Nunca antes una española había sido campeona del mundo, ni con el dúo ni en el solo. Ella lo es. Dos nuevas páginas para los libros de historia, por si alguien pensaba que estaba siendo casualidad. Tampoco habíamos tenido campeones mixtos, pero por razones obvias.
Es cierto que era otro sistema y que las rusas estaban afincadas en lo más alto del podio cuando Ona, Gemma y Andrea competían, pero no hay más que ver como ha vuelto el país antes conocido como Rusia (segunda en el medallero) o cómo está China pese a ser año postolímpico.
El oro masculino y el bronce femenino en waterpolo nos dieron las siguientes alegrías en el mundial. Nuestras mejores selecciones han denunciado al CSD por incumplimiento en el pago de ayudas. Son, de lejos, nuestra mejor arma deportiva de siempre, da igual con qué deporte de equipo les compares. Sin apenas fichas y con un apoyo económico ridículo siguen cosechando éxitos en mundiales, europeos y olímpicos. Sobreviven, como el hockey hierba —que está subiendo de nivel de nuevo—, gracias al amor de unos pocos locos que no saben vivir lejos de los pabellones.
Ya lo dijo la sablista Lucía Martín-Portugués (que ha hecho un gran mundial de esgrima con el equipo) en referencia al trabajadísimo e ilusionante sexto puesto del florete femenino de Teresa Díaz, María Mariño y Ariadna Tucker en Georgia. Se alegraba por sus amigas y escribía que:
No es verdad que en el deporte —como en la vida— todos partimos del mismo punto. Tampoco lo es que todos tenemos las mismas oportunidades. Ni apoyos, ni medios. No nos tratan a todos por igual. E incidía en que el componente suerte es necesario junto con el trabajo y la confianza.
La última medalla para la delegación española también fue histórica. Fue en saltos de gran altura, desde los 27 metros. Carlos Gimeno dio la sorpresa y se subió al podio, algo que ningún español había conseguido antes a cielo abierto. Subcampeón del mundo. A menos de cuatro puntos del oro. El grancanario es el número uno del ránking mundial.
En aguas abiertas obtuvimos un cuarto y un quinto puesto en la prueba olímpica y una quinta posición en los 5 kilómetros. María de Valdés y Ángela Martínez están instaladas en la élite y lo lucharon con las mejores del planeta.
No pudieron obtener buenos resultados ni Ana Carvajal ni Valeria Antolino desde el trampolín, es cierto, pero tenemos razones de peso para irnos muy contentos a casa. Dando saltos de júbilo. De la natación en línea hace eones que no debíamos esperar nada más allá de Carles Coll, que logró batir el récord de España de 2009 de Melquíades Álvarez en los 200 braza y ser séptimo en la final, como el relevo mixto del 4×100. Aunque esta vez nos vayamos imaginando qué podría llegar a hacer Luca Hoek (batió a sus 17 años dos veces el récord de España de los 100m libres) en un mundo paralelo. En los dos últimos campeonatos de Europa junior se ha batido el récord de medallas conseguidas, pero el problema siempre ha estado en la transición a ser nadadores de la absoluta.
El Liceo Coll 
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