El poder en la pantalla

Tres miradas sobre la política en las series contemporáneas

No me escondo, es otro de mis géneros predilectos. En la última década, las series de televisión se han convertido en uno de los medios más potentes para explorar los engranajes del poder. La política, entendida no solo como ejercicio institucional, sino también como conflicto moral y humano, ha sido el tema central de numerosas producciones que han sabido combinar entretenimiento, sátira y reflexión social. Desde los pasillos del parlamento hasta los márgenes de una galaxia en guerra, la ficción política ofrece al espectador una forma de comprender —y cuestionar— el mundo real. Hoy quiero ahondar en tres series que me enamoraron y que encarnan distintas maneras de representar la política: Veep, Andor y Borgen. Cada una, desde su propio universo y tono narrativo, revela cómo el poder moldea a quienes lo ejercen y a quienes lo padecen.

1. Veep: la sátira del absurdo político

Veep (HBO, 2012–2019), creada por Armando Iannucci, es una comedia mordaz que retrata el día a día de Selina Meyer (Julia Louis-Dreyfus), una vicepresidenta —y luego presidenta— de Estados Unidos atrapada en el laberinto burocrático y mediático de Washington. Lejos del idealismo, la serie muestra una política vacía de contenido, dominada por la vanidad, la improvisación y la competencia desleal. El humor ácido de Veep revela el absurdo inherente a las instituciones cuando el interés personal supera cualquier vocación pública.

Más allá de las carcajadas, la serie ofrece una radiografía inquietante del poder contemporáneo: la comunicación política convertida en espectáculo, la manipulación de los medios y la desconexión entre los líderes y la ciudadanía. La risa, en este caso, funciona como un espejo incómodo: detrás del sarcasmo, hay una crítica feroz a la mediocridad del liderazgo moderno. Siete temporadas de episodios cortos (25 minutos).

2. Andor: la política en clave épica y moral

En el extremo opuesto se encuentra Andor (Disney+, 2022–2025), ambientada en el universo de Star Wars pero con un enfoque sorprendentemente político. Mi favorita de todos los productos relacionados con la saga. Lejos del tono aventurero habitual, la serie creada por Tony Gilroy se centra en los orígenes de la Rebelión contra el Imperio Galáctico. A través del personaje de Cassian Andor, la historia explora la resistencia como acto político y moral, mostrando cómo los sistemas autoritarios se sustentan tanto en la opresión estructural como en la apatía social.

Andor se distingue por su realismo y su tono casi cinematográfico. No hay jedis ni héroes predestinados, sino ciudadanos comunes enfrentados a dilemas éticos: ¿cuánto se está dispuesto a sacrificar por la libertad? Desde un punto de vista narrativo, la serie utiliza la ciencia ficción como una lente que amplifica las tensiones políticas del presente —la vigilancia, la desigualdad, el control estatal— y las traslada a un contexto universal. Su mensaje es claro: toda revolución empieza por una toma de conciencia. Finalizó en la segunda temporada.

3. Borgen: el idealismo frente al pragmatismo del poder

Borgen (DR / Netflix, 2010–2022) es, quizá, la aproximación más sobria y realista a la política institucional. Esta producción danesa, centrada en la figura de Birgitte Nyborg (Sidse Babett Knudsen), una primera ministra enfrentada a las presiones del poder, combina drama personal y análisis político con una madurez poco común. A diferencia de Veep, aquí la política no es una farsa, sino un terreno donde el idealismo se enfrenta a la necesidad de negociar, ceder y sobrevivir.

La serie destaca por su equilibrio entre lo personal y lo público. Las tensiones familiares de Nyborg reflejan el costo humano de la política, mientras que los debates parlamentarios y mediáticos revelan los desafíos de la gobernabilidad en una democracia moderna. Borgen ofrece una mirada profundamente europea: racional, dialogante y consciente de que el poder no solo se ejerce, sino que se gestiona. La calidad del guion y de la interpretación es excelsa, una lástima que el efectismo de House of cards la eclipsara en su momento, pues los daneses hicieron un grandísimo trabajo una vez más. Las tres primeras temporadas salieron entre 2010 y 2013 y la cuarta y última en 2022.

Conclusión: tres rostros del poder, tres formas de mirar la política

Estas tres series ilustran cómo la ficción puede abordar la política desde registros radicalmente distintos: la sátira (Veep), la épica (Andor) y el drama realista (Borgen). Todas, sin embargo, coinciden en una misma intuición: el poder es una fuerza que revela la verdadera naturaleza de las personas, ya sea en una oficina de Washington, en una base rebelde o en el despacho de un primer ministro.

Para quienes disfrutan del humor inteligente y del caos burocrático, Veep es una joya indispensable. Los amantes de la ciencia ficción con trasfondo social encontrarán en Andor una narrativa compleja y comprometida, mientras que los espectadores interesados en la política contemporánea y el equilibrio entre ética y pragmatismo disfrutarán plenamente de Borgen.

En última instancia, estas series demuestran que la política no es solo el escenario del poder, sino también un espejo de nuestras propias contradicciones. A través de la risa, la lucha o la negociación, cada una nos recuerda que gobernar —o rebelarse— es, sobre todo, un acto profundamente humano.

Una respuesta a “El poder en la pantalla”

  1. […] español. Ocho capítulos cada una. Una radiografía tronchante del sistema español. Pero de series de política mejor hablamos otro día, que es otro melón […]

    Me gusta

Replica a Lo mejor del humor español – El Liceo Coll Cancelar la respuesta

Soy Álvaro

El 5 de julio de 1954, mi abuelo inauguraba el ‘Liceo Coll’ en Quart de Poblet. El título de esta web pretende homenajearlo.
Después de muchos años enfocándome principalmente en el deporte olímpico, quiero volver a escribir sobre todo aquello que se me pasa por la cabeza: noticias, cine, literatura, deporte, videojuegos…